martes, 17 de diciembre de 2019

Luz de luna

En un mundo de ensueño te alcanzaré, me dicen que la noche es tu refugio, donde las estrellas titilantes te cuidan, te besan y adornan tu cabello.

Donde los planetas se miran tan cerca que la gravedad no existe, el brillo de tu rostro es blanco como lo pensaba, en ese camino te alcanzaré, en esas paralelas sin unirse jamás te concebía.

Ahora ya mi destino se une con el tuyo, que bueno vivir así, lleno de amor de ti.

A.R.Barrios
Foto: A.R.Barrios
Veracruz, Ver. 17 de diciembre de 2019

Lluvia de estrellas. Liturgia

Hoy de madrugada vi un poco, por las nubes, la lluvia de estrellas gemínidas.

Y ahí empezó la procesión de entrada.

 A las 6.30 me lave las manos y la cara, mis abluciones previas para ver, a mi manera, al Creador y su creación. 


Puse el café y los loritos en parvada graznaban en su vuelo. La cháchalaca se unió a la sinfonía de la naturaleza. El abejorro carpintero con su abdomen amarillo de polen salió de su agujero, en reversa y también emprendió el vuelo. Salió a jugarse la vida. Nunca sabe si regresará y cuando lo hace da giros sobre el árbol donde su casa está. Como piloto de helicóptero que busca donde aterrizar correctamente.

Les admiré como canto previo de este ritual que es su saludo inicial. Esta vez no hubo acto penitencial, la mañana era perfecta, los primeros rayos del Sol emergían en el Este. No había nada de qué arrepentirse.

¡Él café está listo!

¡Hay pan!

El cuerpo del maestro presente y se agradece tenerlo. Tal vez, con humildad, comerlo y pedir por otros y ofrecer mis actos del día. Elevar el pensamiento como acto de gloria. Gloria a ti, Creador de Todo.

La conversación adornada por el amor de mi vida y como salmo responsorial su anécdota de la noche, los sueños que tuvo en otra dimensión de los muchos mundos del Padre de los que habló el maestro.

Dimos gracias limpiando nuestra copa de la sangre y bese su lindo rostro, acaricié su frente, acomodé sus blancos cabellos, le vi sonreír a mi lado.

No hubo Lucas el impostor y farsante.
No hubo Marcos el menor.
Ni puerta o sea Juan. Para ese hay que esperar al 22 de diciembre.
No hubo Mateo que nunca lo conoció, solo de oídas.


Pero hubo paz, amor, compasión, arrullo del aire y a lo lejos las olas del mar. 
¡Fue una hermosa comunión!

Fotos: Joaquín Vila Palmeros
A.R.Barrios

A.R.Barrios

Veracruz, Ver. 14 de diciembre de 2019


Como Benedetti

       Te quiero bonita      Te quiero bonito      Te quiero dulzura      Te quiero con el alma      Mi corazón pierde el ritmo      Pierdo ...