viernes, 9 de julio de 2021

QUISIERA

QUISIERA

 Quisiera escribirte todo lo hermoso, pero tú haces cosas muy bonitas y todo se vuelve bello.

Quisiera decirte palabras amorosas pero tu despliegas amor cada mañana y me llenas de amor inmerecido.

Quisiera cantarte mil hermosas melodías, pero tú haces que todas las notas callen con tu voz.

Quisiera poder expresarte lo mucho que amo tus actos con los míos, pero temo que aún no son suficientes para compensar lo mucho que recibo de ti.

Quisiera que mi amor se expanda sin control y entregarte todo mi sentir.

Y es que soy tan imperfecto que me doy cuenta lo mucho que me falta para mostrar un amor así.

Rasco y busco, leo y escribo mil historias, mis letras insistentes se pierden en buscar y no hallar.

Y a mi lado, duermen la noche y la luna, siempre me vienen a visitar. Te nombran, te exaltan, me dicen cosas hermosas de ti y me embarco para seguir soñando la forma de mostrar amor para ti.

Gracias por todo lo que me das y haces por mí. Yo siempre tan imperfecto que nunca tengo nada para ti.

A.R. Barrios

Veracruz, Ver. Julio de 2021

 


martes, 6 de julio de 2021

ELLA RECOGIA FLORES

 

ELLA RECOGIA FLORES

Por las veredas ella caminaba, repartiendo sonrisas a los del pueblo.

Miraba para un lado y sonreía, volteaba hacia el otro y su rostro dibujaba el sol en el blanco marfil de sus dientes.

¡Nunca la vi enojada, siempre sonreía feliz!

Su cabaña quedaba en las afueras del pueblo, unos decían, ¡que hermosa muchacha!

Y otras decías ¡está loca o algo mal está!

Y la envidia se mostraba con las expresiones de las mujeres que, atadas en su cerebro no conciben que alguien pueda ser feliz así.

Amaba, por supuesto que amaba, la felicidad la llevaba en su alma.

Recogía flores en medio del camino, las rojas y azules las cortaba y ellas, las flores, se prendían a sus mejillas, dándole color, ese hermoso rosáceo que lleva la vida dentro.

Las amarillas, se prendían de su vestido. Pues qué otra cosa iba a suceder cuando el amarillo es un color que todo el mundo ve. 



Otra cosa eran el blanco, las margaritas, la flor de la montaña, esa sí que era atrevida, se prendió a su piel, la cubrió toda, quería sentir lo sensible de su piel, la besaba y se regocijaba.

Con sus pies descalzos tocaba el césped, este regresaba el beso, creciendo y animando a las flores silvestres a crecer.

Los pinos, junto con el aire silbaban a su paso. Se mecían inclinado su tronco en una reverencia sublime que el Creador les ordenaba, ella era su consentida.

Y no era primavera para ver tal fenómeno. Era el otoño, con esa calidez que te abrasa y algunas veces te hace exclamar, ¡que bochorno hace! En la otra esquina asomaba el invierno pero el otoño lo empujaba sin dejarlo pasar aún.

Ella recogía flores, estas, le besaban. Los caminos vibraban a su paso, las estaciones del año, ¿Qué más podían hacer?

Por la noche, en mi insomnio, yo recorría sus caminos cuidando árboles y sembrando flores.

A.R. Barrios

Veracruz, Ver. Julio de 2021

Como Benedetti

       Te quiero bonita      Te quiero bonito      Te quiero dulzura      Te quiero con el alma      Mi corazón pierde el ritmo      Pierdo ...