INCENDIO (NUEVO ORDEN MUNDIAL)
¿Quién nos hubiera dicho
que todo esto iba a suceder?
Aunque lo advirtieran,
nadie hubiera creído tal cosa.
Y es que el mundo se
movía de acuerdo con lo normal, ya considerado como tal.
De repente, en un lugar
que nunca se había mencionado, un virus mortal aparece. Ya incluido en las vacunas
para los perros, por cierto. También el Lysol lo mencionaba como posible
de eliminar.
De una manera asombrosa,
la gente se mueve, camina, vuela de un continente a otro y reparte este ser
microscópico, sin pasaporte, sin colores que lo distingan, sin permiso
especial. El resto es historia.
Una propaganda (nadie se
atreve a cuestionar tal propaganda) de usar el bozal, lavarse las manos, estar
a distancia de otros. El caso es que la historia no termina, de hecho,
continuará. La elite mundial no está satisfecha con el resultado.
No han terminado de acomodar sus fichas, la quiebra de empresas que ahora se integrarán con otras controladoras, mercados que antes controlaban los azules, ahora serán rojos (como la píldora de Neo) y la gente es lo menos importante.
Algo siniestro se introduce, el control económico, el uso de puntos y no monedas, no todos traerán puntos y quizá como película, estos determinarán la vida. Corre por tu alimento.
Nadie se percata que los abonos a su cuenta son puntos, ya no es
dinero, “cash”, billetes. Sólo son puntos, como los que te “regalan” en
tus compras del supermercado y que con ellos cambias mercancías en promoción.
La movilidad de la gente
está restringida a sus países, pero ya comienzan a restringir ese transito a las
ciudades, los recintos educativos, los lugares de paseo o distracción. Poco a
poco se impone el uso obligatorio del bozal, so pena de un castigo, multa o
cárcel, golpes de los policías o testaferros al servicio de la clase gobernante.
¿Acaso crees que están para protegerte?
Las vacunas se aplican a
toda la población, desde los más viejos, hasta los niños ahora. El gran negocio
de las farmacéuticas en pleno apogeo. Sin responsabilidad por consecuencias de
su aplicación (así lo dicen en sus comunicados) y algunas personas en el
planeta, pagan con su vida su osadía de aceptar su aplicación.
Algunos otros,
resistentes, la llevamos. Sin embargo, eso no es garantía de sobrevivir. Ya
existe la variante Delta, ya hablan de la variante Lamda, quizá
terminará con el alfabeto griego y no queden satisfechos. Una cultura de miedo y
obediencia.
Los noticieros, diarios,
la web, insisten como un bombardeo, diario, en las tres prerrogativas, bozal,
lavar y distancia. Una y otra vez. Ten miedo. Y la humanidad se sobrecoge, se
resguarda, teme, se paraliza y sus sueños los mete en un cajón. Muchos
prefieren la vida así y como mascota tienen un conejo que tiembla.
Previo a esto aplicaron
diversos métodos para amedrentar a los pueblos.
En unos fue la guerra, invasiones, dictadores destituidos, ahorcados o asesinados, en otros mediante su campaña de odio desatada, en otros el flagelo de las drogas y sus carteles mexicanos o colombianos, en otros la migración que les asusta a los colonizadores explotadores de la humanidad, modernas formas de esclavitud económica.
Promoción de tráfico
humano o prostitución a todos los niveles, nunca se han atrapado a los
verdaderos “de arriba”, caen personajes menores y si están coludidos y
cumplieron, los sacan mediante argucias de muertes aparentes, nuevas
personalidades, otro país para vivir y esconderse de por vida, cambiar imagen
con un cirujano plástico, lo que sea con tal de que pase el tiempo y se olvide al
personaje en cuestión.
La vida transcurre, los días pasan, los años se acumulan y las soluciones son paliativas. Aún no llegamos a la meta dictada por ellos de reducir la población y sus metas parciales del plan 2030 se vayan cumpliendo.
Una pantalla donde proyectan una película
que parece bonita para ser real y que nunca se logrará pues la gente, los
pueblos, no les importan.
En el ruido del universo,
regresa sin cesar la canción de Michael Jackson, aquella que dice “tu
a ellos no les importas”, “ellos realmente no toman cuidado de nosotros”.
Porque es verdad. ¿Cuándo
a la élite les hemos importado?
Sería ingenuo pensar que nos educan de tal modo que podamos ser críticos de sus métodos. Por eso, dos años de vacaciones. También como novela de Julio Verne, donde los chicos se pierden en el mar, sin capitán pero que muestran un valor estupendo para afrontar un viaje caótico.
Como el viaje al que la humanidad está sometido
ahora. Convivir con un virus mortal selectivo. Con vacunas que quien sabe en
realidad si funcionarán, con mutaciones siempre activas y ahora más, de un
virus que no nunca se podrá ver.
¿Papá, por qué tenerle
miedo al mar? ¡Los virus y las bacterias terminarán con la especie humana!
Así le contesté a mi
padre una tarde al ir a pescar y me pedía que no me acercara mucho a la orilla
del malecón.
Sé que es raro esto que
escribo. Sé que tal vez no estés de acuerdo con ello. Pero también sé que todo
esto está ocurriendo sin que nadie discrepe de todo lo que nos están
imponiendo.
El incendio hace
remolinos que a simple vista no son perceptibles. Allá en la cañada los árboles
y pinos se consumen, el fuego se eleva y brinca hacia otras partes del bosque.
En mi intento desesperado de calmar la conflagración, los bomberos esparcen
agua y químicos para extinguir el fuego.
Muchos intentos hacen, ayudan, hay zonas donde parece que ya apaciguo y otros donde se observa la furia que explota.
Mientras mi cerebro intenta, también una y otra vez, apagar
las llamas de lo que mi mente concibe y que en mi pecho quiere explotar. Ayer recurrí
a un cuerpo de auxilio, necesitaba ayuda ante las quemaduras que sufrí. Es
verdad amiga Eva, mi caso es digno de observación clínica.
A.R. Barrios
Agosto de 2021