domingo, 18 de octubre de 2020

Felicidad, alegria y bondad

    La necesidad de expresar mi ternura nace cuando veo tu rostro, tus ojos marrones, negros, azules o verdes, las pestañas rizadas, imaginar tú cabello negro, rubio, como sea, no lo sé, como cuando te conocí, en aquellos años de inocencia donde mi imaginación construía castillos y luchaba con dragones.

    Así se quedó grabada la imagen en mi cerebro, verte caminar con tus pies perfectos en esos zapatos altos, tu vestido de flores o ese multicolor, tus manos suaves y tus uñas pintadas, tu rostro brillante con esas grandes cejas que daban marco a tu cara, la voz tersa como canto de sirenas. 

    Ahora vuelvo a la orilla de mi mar, solitario ya, contemplando el horizonte, esperando tus sonidos, esperando la respuesta al mensaje que te envié en la botella, desde aquel día que dejé de ir a esa playa en mi niñez.

    Le has faltado ultimamente a mi esperanza ya perdida, quizá, desde hace mucho. 

    En verdad deseo verte para que inundes mi alma como aquella primera vez.

A.R. Barrios

Veracruz, Ver. 18 de octubre de 2020

sábado, 10 de octubre de 2020

Jean Paul Sartre y mis letras

 

El maestro Jesús habló de otras moradas de su Padre, refiriéndose a la posibilidad de una vez muerto, volver a la vida quizá en otro planeta, otra forma de vida, en forma de algún ser vivo, o qué sé yo. Nadie puede asegurar ésto pues nadie lo ha vivido o ha regresado para contarlo. Sin embargo, existen muchos ejemplos de gente que se decía atea y que al final dicen cosas que contradicen sus expresiones.

De la misma manera, hay quienes afirman que Dios existe, también hay otros que niegan su existencia, pero ambas opiniones tampoco pueden ser comprobadas. Afirmarlo implica asegurar que se le vio a Dios. Negarlo es asegurar que pueden probar su inexistencia.

“No puedo negar que dios no exista, pero tampoco puedo negar que toda mi existencia pide a gritos un dios” Jean Paul Sartre (Ateo declarado)

Se me hacen aceptables ambas cosas ante el derecho que tienen de expresarlo, así como esto que hoy escribo.

Así que, en caso de dejar este plano vibracional, existencia, vivir pues, lo podré comprobar, podre pedir permiso de manifestarme y decirle a los que amo que sí existen otras moradas, que no teman aquellos que piensan que su vida, que su alma, no está en peligro. Porque, a fin de cuentas, eso es lo importante. 

Llevamos vidas egoístas, centrados en el yo. Yo quiero, yo tengo, yo lo deseo, ¿y por qué yo? Yo soy el único y campeón de todo. Al escuchar ejemplos pensamos que son dichos para nosotros y dejamos que eso nos influya. La verdad es que estoy aburrido de ser egoísta, de ser el culpable o de ser el ejemplo, aburrido de esta vida que ha sido maravillosa por lo que he podido contemplar pero con las cosas impuestas, me siento limitado.

“Existen dos tipos de pobres: los que son pobres juntos y los que son pobres solos. Los primeros son los verdaderos pobres, mientras que los segundos son ricos que no han tenido suerte.” Jean Paul Sartre

Me liberaré del cuerpo algún día, flaco, gordo, grasoso, lento, rápido, hermoso, saco de agua, con ronchas y chipotes, alto, chaparro, tonto descerebrado, marginal o marginado, me liberaré de la rutina, del amor condicional y condicionado. No merezco nada de lo que tengo, de lo que como, pues las alternativas de mi vida se acabaron, dejaron de ser interesantes los días. Mis amigos ya lentos, ocultos miedosos, hipócritas se esconden, les caló la farsa impuesta y evitan tocar la playa, mirar la flor.

Esta es una despedida anticipada. Quien quiera mi cuerpo, se lo regalo para siempre.

A mis hijos no les dejo nada, nunca tuve nada porque nada fue mío, los intentos múltiples sin rendirme, la lucha cuerpo a cuerpo por supervivir. Reinventarme cada vez para tratar de estar al día, aportar a casa y vivir en la sencillez. Llenar de aire mis pulmones sólo para vivir, descubrir que es lo único que necesito.

Recién, quisieron controlar mis letras, revisaban mi teléfono, mis letras, con sus dedos índices, pasaban los mensajes, leían eternos mensajes masturbados mentales míos, pero sin llegar a nada. El revisionísmo se sentó en mi casa. Se sentó en la mujer que me acompañó por muchos años, que difícil es amar. Pues bien, te regalo mi cuerpo.

“Amor mío, tú no eres “una cosa en mi vida”, ni siquiera lo más importante, porque mi vida y a no me pertenece, porque mi vida eres tú” Jean Paul Sartre

De mis amigos, tampoco le dejo nada. Una mentada de madre a los culeros. Ustedes saben quiénes son, no se hagan pendejos.

Pero a aquellos que me apoyaron les dejo mi cariño, noble y desinteresado, hubiera querido darles más, apoyarles más, abrazarlos más, platicar más, compartir más asados, más cervezas, menos soledad. Quisiera dejar sus nombres aquí, pero no, sería una lista grande por el aprecio que le tengo aún a los culeros.

Bueno sí, a estos sí los nombraré…

¿Qué dijeron?¡Éste los exhibirá! Que les quede en su conciencia y su alma, si es que tienen. ¡Que con su pan se lo coman!¡Culeros ojetes!

“Me encuentro solo en medio de voces felices y razonables. Todas esas personas pierden su tiempo explicando y reafirmando que están de acuerdo unos con los otros. Yo me pregunto: ¿Por qué es tan importante pensar las mismas cosas todas juntas?” Jean Paul Sartre

Para mis amores ilegales, menos les dejo, somos historia no contada, fueron abrazos perseguidos por la justicia carnal. El cerebro condicionado socialmente, les impide salir a la luz. No poder decir te amo a alguien más que a la esposa, es ilegal, es criticado, es castigado. Este tipo de amor se debe ocular, se niega inclusive, se hace desaparecer y como fantasma habitar en una alcoba oscura, con un buró rallado por el tiempo y tal vez un duplicado de Van Gogh en la pared, olor a cucarachas, sabanas mal lavadas y toallas usadas por mil. Les dejo mis letras quizá, antes de que sean borradas u olvidadas.

¡Ah! Que, de amores subrepticios, amores locos. 

¡No creo ser el único, ni el último! 

Me sentí algunas veces como criminal. No me arrepiento de nada.

“¿Olvidarte?¡Qué inmaduro! Te siento en mis huesos. Tu silencio me ensordece”. Jean Paul Sartre

¿Adiós a mis letras? ¿Ahora sí las censuraré?

¡No! ¿Cómo hacerlo? ¡Es lo único que tengo!

Es el final de este relato. Les dejo mis abrazos y mi amor. Espero que no muera el amor, es lo único que dejo.

A.R. Barrios

Veracruz, Ver- 10 de octubre de 2020

 

Como Benedetti

       Te quiero bonita      Te quiero bonito      Te quiero dulzura      Te quiero con el alma      Mi corazón pierde el ritmo      Pierdo ...