El
maestro Jesús habló de otras moradas de su Padre, refiriéndose a la posibilidad
de una vez muerto, volver a la vida quizá en otro planeta, otra forma de
vida, en forma de algún ser vivo, o qué sé yo. Nadie puede asegurar ésto pues
nadie lo ha vivido o ha regresado para contarlo. Sin embargo, existen muchos
ejemplos de gente que se decía atea y que al final dicen cosas que
contradicen sus expresiones.
De la misma manera, hay quienes afirman que Dios existe,
también hay otros que niegan su existencia, pero ambas opiniones tampoco pueden
ser comprobadas. Afirmarlo implica asegurar que se le vio a Dios. Negarlo es
asegurar que pueden probar su inexistencia.
“No puedo negar que
dios no exista, pero tampoco puedo negar que toda mi existencia pide a gritos
un dios” Jean Paul Sartre (Ateo declarado)
Se me hacen aceptables ambas cosas ante el derecho que tienen de expresarlo,
así como esto que hoy escribo.
Así que, en caso de dejar este plano vibracional, existencia,
vivir pues, lo podré comprobar, podre pedir permiso de manifestarme y decirle a
los que amo que sí existen otras moradas, que no teman aquellos que piensan que
su vida, que su alma, no está en peligro. Porque, a fin de
cuentas, eso es lo importante.
Llevamos vidas egoístas, centrados en el yo. Yo quiero, yo tengo,
yo lo deseo, ¿y por qué yo? Yo soy el único y campeón de todo. Al escuchar
ejemplos pensamos que son dichos para nosotros y dejamos que eso nos influya.
La verdad es que estoy aburrido de ser egoísta, de ser el culpable o de ser el
ejemplo, aburrido de esta vida que ha sido maravillosa por lo que he podido contemplar
pero con las cosas impuestas, me siento limitado.
“Existen dos tipos
de pobres: los que son pobres juntos y los que son pobres solos. Los primeros son
los verdaderos pobres, mientras que los segundos son ricos que no han tenido
suerte.” Jean Paul Sartre
Me liberaré del cuerpo algún día, flaco, gordo, grasoso, lento, rápido,
hermoso, saco de agua, con ronchas y chipotes, alto, chaparro, tonto
descerebrado, marginal o marginado, me liberaré de la rutina, del amor
condicional y condicionado. No merezco nada de lo que tengo, de lo que como,
pues las alternativas de mi vida se acabaron, dejaron de ser interesantes los
días. Mis amigos ya lentos, ocultos miedosos, hipócritas se esconden, les caló
la farsa impuesta y evitan tocar la playa, mirar la flor.
Esta es una despedida anticipada. Quien quiera mi cuerpo, se lo regalo para
siempre.
A mis hijos no les dejo nada, nunca tuve nada porque nada fue mío,
los intentos múltiples sin rendirme, la lucha cuerpo a cuerpo por supervivir.
Reinventarme cada vez para tratar de estar al día, aportar a casa y vivir en la
sencillez. Llenar de aire mis pulmones sólo para vivir, descubrir que es lo
único que necesito.
Recién, quisieron controlar mis letras, revisaban mi teléfono, mis
letras, con sus dedos índices, pasaban los mensajes, leían eternos mensajes
masturbados mentales míos, pero sin llegar a nada. El revisionísmo se sentó en
mi casa. Se sentó en la mujer que me acompañó por muchos años, que difícil es
amar. Pues bien, te regalo mi cuerpo.
“Amor mío, tú no
eres “una cosa en mi vida”, ni siquiera lo más importante, porque mi vida y a
no me pertenece, porque mi vida eres tú” Jean Paul Sartre
De mis
amigos, tampoco le dejo nada. Una mentada de madre a los culeros. Ustedes
saben quiénes son, no se hagan pendejos.
Pero a
aquellos que me apoyaron les dejo mi cariño, noble y desinteresado, hubiera
querido darles más, apoyarles más, abrazarlos más, platicar más, compartir más asados,
más cervezas, menos soledad. Quisiera dejar sus nombres aquí, pero no, sería una
lista grande por el aprecio que le tengo aún a los culeros.
Bueno
sí, a estos sí los nombraré…
¿Qué dijeron?¡Éste
los exhibirá! Que les quede en su conciencia y su alma, si es que tienen. ¡Que
con su pan se lo coman!¡Culeros ojetes!
“Me encuentro solo en
medio de voces felices y razonables. Todas esas personas pierden su tiempo
explicando y reafirmando que están de acuerdo unos con los otros. Yo me pregunto:
¿Por qué es tan importante pensar las mismas cosas todas juntas?” Jean Paul
Sartre
Para
mis amores ilegales, menos les dejo, somos historia no contada, fueron
abrazos perseguidos por la justicia carnal. El cerebro condicionado
socialmente, les impide salir a la luz. No poder decir te amo a alguien más que
a la esposa, es ilegal, es criticado, es castigado. Este tipo de amor se debe
ocular, se niega inclusive, se hace desaparecer y como fantasma habitar en una
alcoba oscura, con un buró rallado por el tiempo y tal vez un duplicado de Van
Gogh en la pared, olor a cucarachas, sabanas mal lavadas y toallas usadas
por mil. Les dejo mis letras quizá, antes de que sean borradas u olvidadas.
¡Ah! Que,
de amores subrepticios, amores locos.
¡No creo ser el único, ni el último!
Me
sentí algunas veces como criminal. No me arrepiento de nada.
“¿Olvidarte?¡Qué
inmaduro! Te siento en mis huesos. Tu silencio me ensordece”. Jean Paul Sartre
¿Adiós
a mis letras? ¿Ahora sí las censuraré?
¡No! ¿Cómo
hacerlo? ¡Es lo único que tengo!
Es el final de este relato. Les dejo mis abrazos y mi amor. Espero que no muera el amor,
es lo único que dejo.
A.R. Barrios
Veracruz, Ver- 10 de octubre de
2020