Aunque no me ames nunca,
aunque ni siquiera te vea.
Aunque jamás estés junto
a mí.
Aunque la noche me
alcance.
Aunque las flores se
marchiten porque el verano ya se fue y el otoño con toda su fuerza me grite...
¡Ya lárgate!
Aunque pasado mañana el
invierno me cubra y sólo ramas secas habiten en mi corazón, aun así, quedará
esta pequeña llama de amor, la transmitiré al universo, donde la inteligencia
creadora algo hará con ella.
Quizá alcance a alguien
que lo merezca en verdad.
Es un amor puro, no
desperdicio, no caprichos ni egos, no inseguridad, no ocasos en solitario. es
amor acompañado, de ese que vibra dentro del alma de los mortales que desean un
mundo mejor.
Te amo y ni siquiera te
alcanzo, ¡Oh! mujer lejana y alejada. Aun así, te amo.
Pateas mi alma y parece
un balón o globo aerostático, se eleva sobre mi cabeza. Con su forro
multicolor, lleno de aire pero que viaja lentamente, abajo se ven las praderas
llenas de verde, algunas copas de los árboles que rozan la panza del globo,
quieren asirse a él, porque la naturaleza está ansiosa, porque ella también le
gusta eso que los humanos llaman amor.
¡Ven abraza este árbol!
¡Ven, quítate los
zapatos!
¡Pisa el césped!
¡Siente la humedad de la
mañana!
¿Acaso eres una piedra
que no siente, que no ve, que no se maravilla?
Llena tu mundo de amor,
los otros mundos donde vives y viajas sólo se ven grises, llenos de ego y
dolor.
¿Para qué tomar ese
sendero?
El amor todo lo puede.
Algún día verás mis manos ya llenas de manchas, entre ellas la flor estará
bella. El amor no envejece
Un día como un siglo, que
será cuando pasemos una semana, que largo el tiempo y el espacio que mediar.
Cuando te veré otra vez...porque de eso mi alma pide más, besar tus pies y
tenerlos en mis manos, contemplar su perfección, aprender a besarte, tomar tu
rostro en mis manos y por fin acoplar cada parte de tus labios.
Eres mi ser, ahora quiero
estar.
Muero si no te escribo un poema, tal vez no
esté inspirado, quizá mis sueños se esfuman cuando no te leo.
Me siento derrotado sin
ti y me confundo entre el bullicio del mundo, los ruidos crecen y ya no
entiendo nada, el amor se comprime y agazapa, no quiere ser lastimado, soy tan
viejo que las heridas las lamo constantemente.
Y eso que te vi una vez
nada más. Un día completo, con final feliz.
Hicimos el amor desde que
nos abrazamos, por eso no hubo prisa.
Me hiciste lo que, a los
toros, primero banderillas, después la lanza para desangrar y perder potencia.
Calles arriba, caminar a
toda prisa, sin comer por la tarde, el cansancio evidente, estaba en otra plaza
de toros.
Pero pudo más mi
admiración, tenía frente a mí a la torera más hermosa del idioma español.
Ojalá pueda viajar
contigo, ir a muchos lugares que ya conoces y me enseñes lo que has visto. Me
eduques en tu forma, me lleves hasta ti siempre.
Cruzamos calles y pisamos
oficinas, la energía nuestra brillaba.
Como luciérnagas
incansables que en la oscuridad del bosque deseaban encontrarse.
Los días son largos, de
siglos para el insecto, tan corto para nosotros.
Y es que miraba a todos
lados, pidiendo amor y tú pedias amor, las noches de playa, las noches de
montañas besadas por las nubes, siempre buscando hacer ese contacto. A lo lejos
las luces de la ciudad confunden a las luciérnagas.
Un buen día, el pasto
húmedo, la temperatura cálida, el ciclo se completó. Sin pensarlo, por
accidente, se hallaron, se buscaron con ansias y por fin se pudieron tocar.
Gracias Dios por ser esta
conexión, por permitir tocar el cielo con esa mujer que llena mi ser.
A.R.
Barrios
Veracruz, Ver. Septiembre de 2021
miércoles, 15 de septiembre de 2021
CONVERTIDO EN LLUVIA
Decidí convertirme en
lluvia.
Así te tocaría el hombro
y mojaría tus cabellos.
Me acumularía frente a tu
ventana por las mañanas y con cada gota, suave, fresca, golpearía el vidrio
para despertarte.
Y es que no encuentro
mejor forma para poder saber de ti.
Hace ya tanto tiempo que
te fuiste que quizá hasta el próximo año, en temporada, me pueda convertir,
viajar en una nube, sondear tus noches y madrugadas.
Ahí donde te guareces,
donde no quieres ni mojarte.
Vives escondida sin saber
nada.
Con temor que un ogro te
despoje y quizá soñando que sus besos por fin le puedas romper el hechizo para
convertirlo en un príncipe de ojos azules y yo que tengo ojos lánguidos de
pulga pedorra.
Por lo tanto, gota dejo
de ser, me resbalo por las laderas, causo aluviones en mi frustración, inundo
pueblos enteros con tal de encontrarte.
¡Y nada!
Tal vez ya te
acostumbraste y te gusta tu reclusión.
Te pierdes del sol por
las mañanas y de la luna llena para la imaginación.
Me voy trepado en esa
nube gris y no es por el color que está triste, es porque deberá regar otros
campos mejores que el tuyo y dispuestos a recibir mis gotas de amor.
Ese que tanto mencionan
las religiones y que también le llaman iluminación.
Ahí debemos llegar, aún
con nuestra debilidad de amarnos, de tener sexo, del lenguaje tan expresivo, de
llorar, de tener dramas, etc. Siempre y cuando podamos regresar a este estado
de gracia.
La música y las letras
ayudan, un beso lindo sin miedo ayuda, el sexo suave ayuda, un atardecer viendo
el sol caer ayuda, una caminata por la playa ayuda, tomar tú mano ayuda,
sorprenderme por la espalda en el café ayuda, ¿un abrazo? Ufff, me rescata de
los días absurdos que vivimos y deseo dejara atrás de vez en cuando.
¿Ya ves? Tú me haces la
vida un poema.
La tarde era muy soleada,
la temperatura agradable, el final del verano en Monterrey. Las clases de la
escuela iniciaban y se podía distraer un poco. Así que me dispuse a escuchar música.
—Oye Berna, ¿qué música está
de moda, tu que eres más chavo que yo?
—Escucha a Billy Joel,
respondió.
Puse ese disco de acetato
de Casas de cristal (Glass houses) You may be rigth sonaba al inicio del
disco, hoy las notas llegan hasta mí.
Poco a poco la música me
fue atrapando hasta descubrir que esa música era perfecta. Un cantante con voz
potente y letras con algún mensaje. Las notas altas y bajas, las octavillas
usadas en su piano.
De pronto me sentí
transportado por la luz, los sonidos, mi tranquilidad de estar en un suave sofá
y pequeño rincón del mezanine.
Mi curiosidad me llevó a tratar
de usar una vieja consola que años atrás había visto en casa de sus padres de
mi amigo. De esos enormes brillantes del poliéster aplicado o bien la formica
usada en fabricarlo. Con departamentos para guardar los discos, y una gran tapa
que cubría el área donde la tornamesa estaba. Marca Stromberg Carlson. De luxe
decía en letras doradas al frente.
Estaba desconectada, quería
escuchar el disco con mayor volumen y calidad. Me dispuse a conectar la consola
(así les llamaban) y de inmediato la encendí. Sólo escuché un pequeño ruido, vi
un leve chispazo y después humo.
—¡Se quemó un bulbo! ¡Eran
bulbos!
Era tan viejo ese aparato
que no resistió más. Aquí, al tiempo, una disculpa. Era un recuerdo de sus
padres, guardado en un mezanine, lleno de polvo. Tal vez eso ayudó a que se
produjera un corto en el bulbo.
Los años pasaron, construí
un pequeño hotel. Un lugar en medio de la naturaleza, buena idea. Sólo que se
me ocurrió pedir un préstamo al banco. Ahí se jodió todo. Pero el punto no es
el fracaso del proyecto, sino que una de las tardes, al terminar el día,
después de trabajar, sudar como loco, cortar madera (eran unas pequeñas cabañas)
meter tornillos y clavos de a montón, me dispuse a emprender el regreso a casa.
70 kilómetros.
Me cambié de camiseta, la
otra empapada de sudor y apestosa, guardé mis herramientas y entré al auto. El
regreso en solitario, los cristales arriba, encendí el motor, el aire
acondicionado y también el radio reproductor, la memoria USB estaba en la canción
She is a woman, de Billy Joel.
Nuevamente, pero ahora
más acentuado, me llegó la música, la luz exterior, a naturaleza, las flores de
los robles cayendo, el sol magnífico, el entorno tranquilo del viaje, y algo
más, hicieron que este viaje fuera diferente.
No recuerdo todas las canciones
de un viaje hermoso en treinta minutos, pero sí que me sentí pleno, feliz,
satisfecho de lo realizado, no por la posesión, sino por lo actuado.
Sentí que en ese momento
algo sagrado me invadió y hoy después de algún tiempo sigo buscando momentos
así, llegarán seguramente. Cada día me acerco más a la naturaleza y ahí me
siento abrazado. Es suficiente. Quizá los mosquitos fueron creados para no
sentirse tan chingón, Je je je.
La música me mantuvo bien,
lejos de drogas, ahora me ayuda a entender a la cerveza.
¡Eyy! Allá se escucha una
canción.
Me acerco a la zona donde venden equipos de
sonido en Laredo, Tx.
Era mi padre o el Trio
donde mi padre siempre cantó, su enorme y grave voz era un masaje para mi alma,
cada cumpleaños me encantaba escuchar su serenata, las mañanitas, ofrecerle un
poco de brandy a él y sus compañeros era suficiente.
Un año no tenía dinero,
pero si como cuatro botellas de mezcal, se los tomaron todos. Porque para
todo mal un mezcal. Creo que iban con mucho mal. Siempre transportados en
el sonido de sus cuerdas y sus voces, hicieron lo que les gustaba hasta el
final. Nada que reprochar. Gracias Dios lo tuve cerca, me cantó, canté con él.
Y se acerca el final, las
voces roncas, el country bayú extendido hasta México, era algo
diferente.
Las mujeres procuraban
usar botas vaqueras, las piernas rectas, los jeans ajustados, su grácil figura,
flaca quizá. Mis ojos la vieron venir mientras en el salón vaquero Credence
Clearwater Revival sonaba con It´s just a thought, el bajo
transportaba con su sonido acompasado, marcando la entrada de la batería y el órgano,
las limitaciones electrónicas de la época les hacían ser precisos.
Observé sus botas, su
pequeño cuerpo, la levanté de la silla donde recién se había sentado, echo una
leve carcajada, sentí su cintura y ese agujero que se forma en la espalda por
la columna y después ya no quise separarme de ella. Me atrapó y eso que sólo
fue la música. Imaginé su amor, su cercanía, su rosada piel, sus besos que
nunca había tenido. La busqué, habitaba con una bruja que la tenía en un
castillo lejano, se dejó crecer el cabello como Rapunzel, de vez en cuando
pasaba por su camino para verla.
Hace ya tiempo no la veo,
dicen que se transformó. Dicen también que me anda buscando. Tal vez ya nos
hemos visto.
¿De las botas vaqueras, Billy
Joel, Credence Clearwater Revival, y mi papá no he sabido más?
Andrómeda es considerada
una galaxia carnívora, las nebulosas donde reside la energía creadora de
estrellas, algunas ya desaparecieron, lo hicieron en medio de un gran
disturbio, de una enorme explosión y liberación de energía, estrellas que ahora
las vemos con un telescopio montado en una zona desértica o alejada, ya ni
existen.
La lejanía y la velocidad
de la luz nos dicen lo contrario o nos engañan, llegamos a creer que todo es
para siempre y es todo lo contrario.
Deseamos un orden en las cosas,
pero en realidad, las cosas siempre están en desorden. “Orden en el caos” dice
el billete de un dólar, quizá también aprovechado por los humanos para que, con
su caos, crear su orden, lo que desean manipular porque la gente, los pueblos
confundidos, no alcanzan a reaccionar de todo lo que pasa.
La TV, los medios, la
mercadotecnia, etc. Nos bombardean insistentemente acerca del nuevo orden,
cuando que la realidad es que no hay orden. La gente se traga ese cuento y
compite, presume su orden en casa, presumen orden en sus vidas. Libros
perfectamente acomodados en estantes, anaqueles de mercancía ordenada, mercados
con locales en fila, vacunas impuestas por orden.
Elena, discute con sus
hijos, desea lo mejor para ellos. Por supuesto, son sus hijos. El padre inconsciente
alejado no se conoce ni él. La vida ha sido una lucha perpetua, los años
avanzan y desea un poco de tranquilidad, sus pequeños escapes hechos con esfuerzo
económico, a otros lugares, a otros países. Cinco dólares en el bolsillo, una
imagen de la virgen en la cartera y un…
¡Ahí te voy Dios, cuídame
otro poco! Me imagino.
¡Desea un orden!
En otro lado del mundo, el
hijo sin cerebro, quizá anencefálico, sus equivocaciones variadas, su constante
dispendio hasta de su trabajo, sobrevivir cómodamente sin hacerse responsable
de sus actos. Acepta dinero de gente mala y después, ante el no pago, tiene que
huir. Le puede costar la vida y los padres, ya viejos se lamentan y comienzan
otro drama más de uno de sus hijos.
El piloto, en medio su divorcio,
sin ingresos, sin empleo, sólo maneja aviones. Raúl, de buen corazón, algo
sucede con la capacidad de pensar, nos habíamos hecho casi autómatas, pero
ahora en este tiempo de remolinos, de desorden, de imposiciones, de cambios, la
gente se pierde.
Unos ya se fueron, y aquí
recuerdo una sentencia de Michael de Nostradamus, “Y tendrán envidia de los
muertos al ver las cosas que sucederán”.
Y es que el mundo
convulsiona, sus estertores evidentes, atrapan a cuál más. La gente corre de un
lado a otro para hallar la solución a tantos problemas, generalmente de dinero.
Este no alcanza y lo tienen, al poco tiempo lo vuelven a necesitar.
La agencia celestial,
permanece abierta siempre, las peticiones son constantes, rebota una y otra vez
la misma frase:
¡Ay, Dios mío, que me saque la lotería!¡Oh, mi Dios, que me
paguen más o consiga empleo!¡Que se alivie mi hijo, que sane mi a hermano!
Mientras en el mundo el
drama se sienta a ver todo, como una televisión, los eventos ocurren y Elena
estruja sus manos, conoce el amor, pero lo tenía guardado, Teresa no deja de
pensar en los hijos, Mario observa sus manos llenas de callos por manejar la
pala, su oficio de albañil lo hace cada día. Todos ellos se entregan al amor
diario de trabajar por llevar un poco de alimento a sus casas.
Ella abre sus puertas, de
ese templo cerrado por mucho tiempo. Las telas de araña eran evidentes,
sostenidas de los rincones, con polvo acumulado, pequeños pedazos de piedra caídos
del techo enmohecido. La llave de esas viejas entra en la cerradura. Las
bisagras rechinan, el gozne con herrumbre, la madera con polilla, el color desaparecido,
pero …
En el centro del patio,
una fuente aun con agua, seguramente de la lluvia, tiene algunas plantas, el
polvo acumulado en el fondo ha servido para echar raíces, una pequeña flor se
aferra a la vida y extiende sus pétalos.
Es blanca, con sus pistilos
dispuestos, son los órganos de reproducción. Esperan el polen. Se ve que la
vida es corta, o le queda poco tiempo. Ya no hay vanidad a pesar de ser corta
la vida que le resta o de la belleza que posee, conversa con las aves, los
grillos, los sapos, insectos que brincan por el jardín, en este perfecto caos,
que pulula en el jardín. No para de hablar, desea ser escuchada.
Dicen que algunos locos,
no malas personas por serlo, para espantar a los espíritus perversos, usan o
son mal hablados. Profieren groserías en su lenguaje y es que así alejan a los fantasmas
que les atormentan.
También las brujitas lo
hacen, desean mantener a ralla a los malos espíritus.
Alejarlos para que su
conjuro surta efecto. Hacen sus rituales, meten el cucharon en la olla, separan
las espumas del caldo.
Un anca de rana, extracto
de veneno sideral, cola de escorpión y pata de sagitario, tenazas de jaiba o
cuerno de borrego cimarrón. El espacio turbulento le abraza, la ama, la
entiende, la besa.
Sabe, el universo, que
ella es buena. Merece lo mejor, un rato de calma en medio de la turbulencia de
esta vida no le caerá mal.
¿Resolver los problemas
del mundo?¡Imposible!
Hace su mejor esfuerzo,
se entrega toda, acepta el amar nuevamente. Se llena de ilusión, pero se guarda
lo mejor. Aun la olla no ha hervido, le falta el polvo de estrellas, besos de
Orión, colores de nebulosas traídas de formaciones gaseosas, de las columnas
formadoras de estrellas o sus remanentes.
Otra vez mueve el
cucharón, se acerca a probar el suave caldo, ella es inmune a sus hechizos.
Sólo surte efecto en mortales lujuriosos, en aquellos ansiosos de experimentar
su grandeza, lo gigante y eso que parece tan pequeña.
La mañana en el universo
apenas empieza y ella tendrá que regresar, Capricornio está en la rueda mientras
Piscis ya se va.
Acuario apenas comienza y
le quedan cinco mil años por delante.
En el fondo de su choza,
esta bruja moderna escucha música de los sesenta. Se escuchan canciones como I
Just don´t want be lonely o September
y mueve sus pies sin saber bailar. Así llena su corazón de alegría, resuelve la
formula que pueda, por fin, ayudar a la humanidad. Mientras Earth, wind and
fire avanzan con la canción.
La pócima está lista,
envasar en frascos pequeños. Hay que llenar su mundo de felicidad.
¡Es tiempo, hay tiempo!
Aunque el drama que vive
la especie humana es interminable, al menos la pócima podrá servir para llenar
de amor el alma de Elena, Teresa, Isabel, Leonardo, Lidia, Raúl, Jeza, Sebastián, Melina, y otros más.
¡Ojalá alcance la pócima para
todo el mundo!
¿Orden en el caos?
¡No hay orden!
¡Si hay amor incondicional!
Porque si tiene
condiciones, entonces no es amor. Eso es otra cosa.