jueves, 9 de septiembre de 2021

DRAMAS, EL UNIVERSO, Y LA POCIMA DE ELENA

 

¡El universo es un caos!

¡Dios no hace líneas rectas!

Allá afuera, las galaxias chocan unas con otras.

Andrómeda es considerada una galaxia carnívora, las nebulosas donde reside la energía creadora de estrellas, algunas ya desaparecieron, lo hicieron en medio de un gran disturbio, de una enorme explosión y liberación de energía, estrellas que ahora las vemos con un telescopio montado en una zona desértica o alejada, ya ni existen.

La lejanía y la velocidad de la luz nos dicen lo contrario o nos engañan, llegamos a creer que todo es para siempre y es todo lo contrario.

Deseamos un orden en las cosas, pero en realidad, las cosas siempre están en desorden. “Orden en el caos” dice el billete de un dólar, quizá también aprovechado por los humanos para que, con su caos, crear su orden, lo que desean manipular porque la gente, los pueblos confundidos, no alcanzan a reaccionar de todo lo que pasa.

La TV, los medios, la mercadotecnia, etc. Nos bombardean insistentemente acerca del nuevo orden, cuando que la realidad es que no hay orden. La gente se traga ese cuento y compite, presume su orden en casa, presumen orden en sus vidas. Libros perfectamente acomodados en estantes, anaqueles de mercancía ordenada, mercados con locales en fila, vacunas impuestas por orden.

Elena, discute con sus hijos, desea lo mejor para ellos. Por supuesto, son sus hijos. El padre inconsciente alejado no se conoce ni él. La vida ha sido una lucha perpetua, los años avanzan y desea un poco de tranquilidad, sus pequeños escapes hechos con esfuerzo económico, a otros lugares, a otros países. Cinco dólares en el bolsillo, una imagen de la virgen en la cartera y un…

¡Ahí te voy Dios, cuídame otro poco! Me imagino.

¡Desea un orden!

En otro lado del mundo, el hijo sin cerebro, quizá anencefálico, sus equivocaciones variadas, su constante dispendio hasta de su trabajo, sobrevivir cómodamente sin hacerse responsable de sus actos. Acepta dinero de gente mala y después, ante el no pago, tiene que huir. Le puede costar la vida y los padres, ya viejos se lamentan y comienzan otro drama más de uno de sus hijos.

El piloto, en medio su divorcio, sin ingresos, sin empleo, sólo maneja aviones. Raúl, de buen corazón, algo sucede con la capacidad de pensar, nos habíamos hecho casi autómatas, pero ahora en este tiempo de remolinos, de desorden, de imposiciones, de cambios, la gente se pierde.

Unos ya se fueron, y aquí recuerdo una sentencia de Michael de Nostradamus, “Y tendrán envidia de los muertos al ver las cosas que sucederán”.

Y es que el mundo convulsiona, sus estertores evidentes, atrapan a cuál más. La gente corre de un lado a otro para hallar la solución a tantos problemas, generalmente de dinero. Este no alcanza y lo tienen, al poco tiempo lo vuelven a necesitar.

La agencia celestial, permanece abierta siempre, las peticiones son constantes, rebota una y otra vez la misma frase: 

¡Ay, Dios mío, que me saque la lotería!¡Oh, mi Dios, que me paguen más o consiga empleo!¡Que se alivie mi hijo, que sane mi a hermano!

Mientras en el mundo el drama se sienta a ver todo, como una televisión, los eventos ocurren y Elena estruja sus manos, conoce el amor, pero lo tenía guardado, Teresa no deja de pensar en los hijos, Mario observa sus manos llenas de callos por manejar la pala, su oficio de albañil lo hace cada día. Todos ellos se entregan al amor diario de trabajar por llevar un poco de alimento a sus casas.

Ella abre sus puertas, de ese templo cerrado por mucho tiempo. Las telas de araña eran evidentes, sostenidas de los rincones, con polvo acumulado, pequeños pedazos de piedra caídos del techo enmohecido. La llave de esas viejas entra en la cerradura. Las bisagras rechinan, el gozne con herrumbre, la madera con polilla, el color desaparecido, pero …

En el centro del patio, una fuente aun con agua, seguramente de la lluvia, tiene algunas plantas, el polvo acumulado en el fondo ha servido para echar raíces, una pequeña flor se aferra a la vida y extiende sus pétalos.

Es blanca, con sus pistilos dispuestos, son los órganos de reproducción. Esperan el polen. Se ve que la vida es corta, o le queda poco tiempo. Ya no hay vanidad a pesar de ser corta la vida que le resta o de la belleza que posee, conversa con las aves, los grillos, los sapos, insectos que brincan por el jardín, en este perfecto caos, que pulula en el jardín. No para de hablar, desea ser escuchada.

Dicen que algunos locos, no malas personas por serlo, para espantar a los espíritus perversos, usan o son mal hablados. Profieren groserías en su lenguaje y es que así alejan a los fantasmas que les atormentan.


También las brujitas lo hacen, desean mantener a ralla a los malos espíritus.

Alejarlos para que su conjuro surta efecto. Hacen sus rituales, meten el cucharon en la olla, separan las espumas del caldo.

Un anca de rana, extracto de veneno sideral, cola de escorpión y pata de sagitario, tenazas de jaiba o cuerno de borrego cimarrón. El espacio turbulento le abraza, la ama, la entiende, la besa.

Sabe, el universo, que ella es buena. Merece lo mejor, un rato de calma en medio de la turbulencia de esta vida no le caerá mal.


¿Resolver los problemas del mundo?¡Imposible!

Hace su mejor esfuerzo, se entrega toda, acepta el amar nuevamente. Se llena de ilusión, pero se guarda lo mejor. Aun la olla no ha hervido, le falta el polvo de estrellas, besos de Orión, colores de nebulosas traídas de formaciones gaseosas, de las columnas formadoras de estrellas o sus remanentes.

Otra vez mueve el cucharón, se acerca a probar el suave caldo, ella es inmune a sus hechizos. Sólo surte efecto en mortales lujuriosos, en aquellos ansiosos de experimentar su grandeza, lo gigante y eso que parece tan pequeña.

La mañana en el universo apenas empieza y ella tendrá que regresar, Capricornio está en la rueda mientras Piscis ya se va.

Acuario apenas comienza y le quedan cinco mil años por delante.

En el fondo de su choza, esta bruja moderna escucha música de los sesenta. Se escuchan canciones como I Just don´t  want be lonely o September y mueve sus pies sin saber bailar. Así llena su corazón de alegría, resuelve la formula que pueda, por fin, ayudar a la humanidad. Mientras Earth, wind and fire avanzan con la canción.

La pócima está lista, envasar en frascos pequeños. Hay que llenar su mundo de felicidad.

¡Es tiempo, hay tiempo!

Aunque el drama que vive la especie humana es interminable, al menos la pócima podrá servir para llenar de amor el alma de Elena, Teresa, Isabel, Leonardo, Lidia, Raúl, Jeza, Sebastián, Melina, y otros más.

¡Ojalá alcance la pócima para todo el mundo!

¿Orden en el caos?

¡No hay orden!

¡Si hay amor incondicional!

Porque si tiene condiciones, entonces no es amor. Eso es otra cosa.

A.    R. Barrios

Veracruz, Ver. Septiembre de 2021

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