¡El universo es un caos!
¡Dios no hace líneas rectas!
Allá afuera, las galaxias
chocan unas con otras.
Andrómeda es considerada
una galaxia carnívora, las nebulosas donde reside la energía creadora de
estrellas, algunas ya desaparecieron, lo hicieron en medio de un gran
disturbio, de una enorme explosión y liberación de energía, estrellas que ahora
las vemos con un telescopio montado en una zona desértica o alejada, ya ni
existen.
La lejanía y la velocidad
de la luz nos dicen lo contrario o nos engañan, llegamos a creer que todo es
para siempre y es todo lo contrario.
Deseamos un orden en las cosas,
pero en realidad, las cosas siempre están en desorden. “Orden en el caos” dice
el billete de un dólar, quizá también aprovechado por los humanos para que, con
su caos, crear su orden, lo que desean manipular porque la gente, los pueblos
confundidos, no alcanzan a reaccionar de todo lo que pasa.
La TV, los medios, la
mercadotecnia, etc. Nos bombardean insistentemente acerca del nuevo orden,
cuando que la realidad es que no hay orden. La gente se traga ese cuento y
compite, presume su orden en casa, presumen orden en sus vidas. Libros
perfectamente acomodados en estantes, anaqueles de mercancía ordenada, mercados
con locales en fila, vacunas impuestas por orden.
Elena, discute con sus
hijos, desea lo mejor para ellos. Por supuesto, son sus hijos. El padre inconsciente
alejado no se conoce ni él. La vida ha sido una lucha perpetua, los años
avanzan y desea un poco de tranquilidad, sus pequeños escapes hechos con esfuerzo
económico, a otros lugares, a otros países. Cinco dólares en el bolsillo, una
imagen de la virgen en la cartera y un…
¡Ahí te voy Dios, cuídame
otro poco! Me imagino.
¡Desea un orden!
En otro lado del mundo, el
hijo sin cerebro, quizá anencefálico, sus equivocaciones variadas, su constante
dispendio hasta de su trabajo, sobrevivir cómodamente sin hacerse responsable
de sus actos. Acepta dinero de gente mala y después, ante el no pago, tiene que
huir. Le puede costar la vida y los padres, ya viejos se lamentan y comienzan
otro drama más de uno de sus hijos.
El piloto, en medio su divorcio,
sin ingresos, sin empleo, sólo maneja aviones. Raúl, de buen corazón, algo
sucede con la capacidad de pensar, nos habíamos hecho casi autómatas, pero
ahora en este tiempo de remolinos, de desorden, de imposiciones, de cambios, la
gente se pierde.
Unos ya se fueron, y aquí
recuerdo una sentencia de Michael de Nostradamus, “Y tendrán envidia de los
muertos al ver las cosas que sucederán”.
Y es que el mundo
convulsiona, sus estertores evidentes, atrapan a cuál más. La gente corre de un
lado a otro para hallar la solución a tantos problemas, generalmente de dinero.
Este no alcanza y lo tienen, al poco tiempo lo vuelven a necesitar.
La agencia celestial, permanece abierta siempre, las peticiones son constantes, rebota una y otra vez la misma frase:
¡Ay, Dios mío, que me saque la lotería!¡Oh, mi Dios, que me
paguen más o consiga empleo!¡Que se alivie mi hijo, que sane mi a hermano!
Mientras en el mundo el
drama se sienta a ver todo, como una televisión, los eventos ocurren y Elena
estruja sus manos, conoce el amor, pero lo tenía guardado, Teresa no deja de
pensar en los hijos, Mario observa sus manos llenas de callos por manejar la
pala, su oficio de albañil lo hace cada día. Todos ellos se entregan al amor
diario de trabajar por llevar un poco de alimento a sus casas.
Ella abre sus puertas, de
ese templo cerrado por mucho tiempo. Las telas de araña eran evidentes,
sostenidas de los rincones, con polvo acumulado, pequeños pedazos de piedra caídos
del techo enmohecido. La llave de esas viejas entra en la cerradura. Las
bisagras rechinan, el gozne con herrumbre, la madera con polilla, el color desaparecido,
pero …
En el centro del patio,
una fuente aun con agua, seguramente de la lluvia, tiene algunas plantas, el
polvo acumulado en el fondo ha servido para echar raíces, una pequeña flor se
aferra a la vida y extiende sus pétalos.
Es blanca, con sus pistilos
dispuestos, son los órganos de reproducción. Esperan el polen. Se ve que la
vida es corta, o le queda poco tiempo. Ya no hay vanidad a pesar de ser corta
la vida que le resta o de la belleza que posee, conversa con las aves, los
grillos, los sapos, insectos que brincan por el jardín, en este perfecto caos,
que pulula en el jardín. No para de hablar, desea ser escuchada.
Dicen que algunos locos, no malas personas por serlo, para espantar a los espíritus perversos, usan o son mal hablados. Profieren groserías en su lenguaje y es que así alejan a los fantasmas que les atormentan.
También las brujitas lo
hacen, desean mantener a ralla a los malos espíritus.
Alejarlos para que su
conjuro surta efecto. Hacen sus rituales, meten el cucharon en la olla, separan
las espumas del caldo.
Un anca de rana, extracto
de veneno sideral, cola de escorpión y pata de sagitario, tenazas de jaiba o
cuerno de borrego cimarrón. El espacio turbulento le abraza, la ama, la
entiende, la besa.
Sabe, el universo, que ella es buena. Merece lo mejor, un rato de calma en medio de la turbulencia de esta vida no le caerá mal.
¿Resolver los problemas
del mundo?¡Imposible!
Hace su mejor esfuerzo,
se entrega toda, acepta el amar nuevamente. Se llena de ilusión, pero se guarda
lo mejor. Aun la olla no ha hervido, le falta el polvo de estrellas, besos de
Orión, colores de nebulosas traídas de formaciones gaseosas, de las columnas
formadoras de estrellas o sus remanentes.
Otra vez mueve el
cucharón, se acerca a probar el suave caldo, ella es inmune a sus hechizos.
Sólo surte efecto en mortales lujuriosos, en aquellos ansiosos de experimentar
su grandeza, lo gigante y eso que parece tan pequeña.
La mañana en el universo
apenas empieza y ella tendrá que regresar, Capricornio está en la rueda mientras
Piscis ya se va.
Acuario apenas comienza y
le quedan cinco mil años por delante.
En el fondo de su choza,
esta bruja moderna escucha música de los sesenta. Se escuchan canciones como I
Just don´t want be lonely o September
y mueve sus pies sin saber bailar. Así llena su corazón de alegría, resuelve la
formula que pueda, por fin, ayudar a la humanidad. Mientras Earth, wind and
fire avanzan con la canción.
La pócima está lista,
envasar en frascos pequeños. Hay que llenar su mundo de felicidad.
¡Es tiempo, hay tiempo!
Aunque el drama que vive
la especie humana es interminable, al menos la pócima podrá servir para llenar
de amor el alma de Elena, Teresa, Isabel, Leonardo, Lidia, Raúl, Jeza, Sebastián, Melina, y otros más.
¡Ojalá alcance la pócima para
todo el mundo!
¿Orden en el caos?
¡No hay orden!
¡Si hay amor incondicional!
Porque si tiene
condiciones, entonces no es amor. Eso es otra cosa.
A. R.
Barrios
Veracruz,
Ver. Septiembre de 2021
Muy bueno mi Rafa
ResponderEliminar