En la casa de mi Padre
hay muchas moradas: sino fuera así, os lo hibiera dicho: porque voy a preparar
un lugar para vosotros
Juan 14:2
Sordos, mudos y
ciegos, no pueden ya volverse atrás
Sagrado Corán
"La libertad Sancho, es un don que los
dioses dieron a los hombres y por ella se debe apostar hasta la vida" El
Quijote. Miguel de Cervantes Saavedra
El
tiempo que estamos viviendo está muy complejo, sobre todo para los que nacieron en
los años 50 y 60. Hemos leído de todo. Somos expertos en COVID, en estadística,
hasta en probabilidad, por aquello del pronóstico de la tendencia y hasta
sabemos cuántos muertos habrá para cuando termine el año 2020.
También
somos expertos sobre economía, porque sabemos cómo y qué tan mal se la pasarán
las empresas, como si toda la vida hubiéramos sido empresarios y no el haber
aplastado las nalgas en una oficina durante treinta años, cobrando un sueldo
siendo empleados.
A la vez, nos convertimos en profesionales de la política, al
leer todos los pasquines de circulación nacional, en internet, es de gratis,
leyendo a los mismos de siempre y que a su vez, escriben lo mismo al unísono. Repudian al gobierno por lo que ya no reciben. Es lo de menos, dentro de
unos pocos años, volverán a buscar chupar de la ubre del presupuesto, pero eso
es otra historia.
Sabemos
de economía, de cómo se comporta la bolsa de valores y nunca hemos invertido en
ella, además es un club de Tobi, ¡aguas con meterse ahí porque salen
desvalijados! No todos manejan la información confidencial que permitió a
muchos gandallas hacerse multimillonarios.
La
pandemia, nos volvió expertos en remedios contra el bicho de marras, que el
bicarbonato con limón, que el dióxido de cloro, que los tés calientes con miel,
las gárgaras de sal, etcétera. Ya también lo somos en las posibles vacunas y
hasta de qué país será la mejor.
Tantos días encerrados, nos han hecho
contables de la muerte, como si las pandemias fueran controlables por acciones
políticas mientras las poblaciones irresponsables, maleducadas, se desesperan
por salir a la calle y no aguantar cuatro meses de aislamiento. ¡Nomás!
Esta
pandemia ha sido el detonador para los que creen en un complot y de lo que no
me cabe duda, es que los chinos lo lanzaron al mundo y ellos que son controladores de todo, pusieron a Wuhan en una burbuja y de ahí no salió nadie,
logrando tener muy pocos muertos oficiales, pero como también son maestros del
silencio y el engaño, pues no les creo nada.
Este
acto, ha servido al PCCH (Partido Comunista Chino) para paralizar al mundo, estreñir las finanzas de
miles de empresas de todos los países, algunos reaccionaron y están legislando
para contener el hambre empresarial y monopólico de los comunistas chinos. Porque con tanto dinero que acumularon, están comprando muchas empresas en todo el planeta.
Están
los que creen que fueron los gringos, que Trump es un malo, muy malo y que
Biden será la solución, que el odio racial sin sentido del güero es
de lo peor, y los medios de la matrix trabajan defendiendo al anciano y
denostando al Trump, sin siquiera mencionar a los chinos, el mundo
convulsionado, países en desorden, explosiones por doquier, pequeñas guerras,
grupos extremistas y terroristas, etc. Porque, el orden en el caos es
su mónada y de eso, tarde o temprano sabremos el final.
Siempre
y cuando el bicho miserable, diseñado para diabéticos, hipertensos, asmáticos, débiles
pulmonares y obesos, no nos mate antes de verlo. Ya vi caer a mis familiares amados, amigos cercanos, vecinos y para qué más decir. Tal vez igual que tú que me lees.
Ahora
somos los favoritos de una enfermedad que, si nos toca, entonces experimentaremos
miedo y estaremos desprevenidos de la espiritualidad. Y ojo, estamos tan
ocupados y asustados que ni siquiera miramos al entorno cercano.
La primavera
se fue con el susto, el verano de sol se escapó en la penumbra de las habitaciones
donde la gente se encerró y amenaza el otoño en irse sin que nadie vea los
dorados de las hojas caer.
Por
eso, ahora me enfoco en despertar la espiritualidad, como se llame el
Dios. No le pongo nombres. Tu espiritualidad, ¡escápate! Ve a la playa,
camina por ella, siente la brisa del mar, súbete a una lancha, pesca algún distraído
pez o bien no pesques nada, sólo contempla cómo el sol se oculta por la tarde e intégrate
a lo que veas.
Vibra por la tarde,
canta por la mañana, sueña y abraza la noche, a todo el día, ¡bésalo! Dile que
le amas. Aléjate de noticias, total, ya eres experto. ¿No? ¡Sabes de todo!
De
vez en cuando te pasan en la TV los videos "virales"(me caga el
término) porque la gente en su estupidez cree que la TV es justa y exprimen
hasta lo que no es suyo, se apropian de los derechos de autor y no pagan un
centavo. Pero tú no puedes hacer lo mismo, la crestomatía la debes pagar. La
música si no es tuya, también, Youtube te cancela lo que pongas, ¿qué
esperabas?
Poco
apoco te introducen en el mundo del control humano, del control social, del comunismo
mundial y te presentan todo como si fuera por tu bien, nos mean y dicen que
está lloviendo.
Por éso, atrévete a regresar a la selva, ir a la montaña, lánzate en un cenote o en
el río, antes de las lluvias, come unos ostiones, aunque no te gusten, siembra
semillas de árboles, de flores, de hortalizas, de lo que sea, pero siembra.
Hasta de weed, pero que no te cachen. Al imperio no le gusta la competencia.
No
por mucho rezar o ir a la iglesia, sino por nuestra conexión con el TODO: Y en
esa búsqueda será bueno encontrarte, será bello convivir, escuchar el canto de
las aves antes de que se marchen, que emigren adonde los están esperando,
huirán del frío para nuevamente volver cuando cante la primavera.
Sentirte
plácido por lo que hagas, baila, vive y experimenta. Y no cuentes los muertos,
deja el miedo a un lado, cuídate por supuesto, porque si estás enfermo de lo
que antes escribí, entonces cuídate mucho. Fue diseñado para exterminar a enfermos
y viejos del planeta y éso a los diseñadores ¡les encantó!
En
fin, para mí es la última pandemia que escribo, soltaré este concepto, soltaré
las riendas de este caballo apocalíptico amaestrado por los chinos (no el
pueblo, o la gente) sino sus gobernantes.
Durante
más de 50 años prepararon esta desgracia mundial, se convirtieron en los maquilladores
del mundo, saturaron con productos desechables el planeta. ¡Y todavía hay
alguien que me dice que debo aprender mandarín porque ellos dominarán al mundo!
Como si decir Zié zié fuera lo máximo y ellos ni siquiera lo usan.
Este
virus fue diseñado para exterminar una generación de estómagos inservibles (así
les llaman a los latinoamericanos los de la élite) de hippies, vagos soñadores
que escuchan aún a Creadence o los Beatles, que divagan entre la lucha
de clases o ser snobs para fingir mucha cultura, o comprarse un Rolex
como sinónimo de su prosperidad, coleccionar autos de todo tipo, viajar a
Europa y sentarse en un bar al aire libre en París. ¿Por qué no hacerlo?
El
mundo está ahí, hay que disfrutarlo. No poner frenos a la humanidad para
amarse, darse un abrazo, querer andar en bicicleta o no hacer nada tirado en el
pasto del Central Park, una larga caminata comprando tonterías en Queens
o manejar aburrido en el retorno a casa por Granville Ave. en Vancouver.
La vida rutinaria si quieres, pero tu vida y no la que a escondidas nos quieren
diseñar. ¡Como el virus!
Éste
es el adiós pandemia, adiós, hija de la chingada, palabra impuesta, usada por
políticos de todo el planeta, mansos pusilánimes, hipócritas, falsos,
inclinaron la cerviz y obedecieron la agenda impuesta por sus amos, los amos
hijos de puta, que no tienen escrúpulos ni amor a nada, sólo el poder y el
control les importa. ¿El Dinero? ¡Eso ya tienen!
Miserables
cobardes, que ni siquiera se atreven a dar la cara, usan a sus marionetas para
engañar y esclavizar. Y estos dóciles defienden a la Matrix. Ahora las langostas humanas, que depredan todo a su paso,
serán los que manden.
¡Fin
a la pandemia!
A.R. Barrios
Veracruz, Ver. 10 de agosto de 2020