domingo, 9 de febrero de 2020

Contigo

La verdad, si me escuchas, es que sigo extrañando.
Hicimos todo, soñamos todo, convertímos en azul cielo las tardes apasionadas, en azul marino las noches de desenfreno, el verde tiñó nuestras lujurias y amarillo los besos que me dabas.

Contigo aprendí mucho, subíamos y bajábamos, íbamos y regresábamos, senderos se abrieron cuando transitamos. Otros nos parecían aburridos pero al poco rato lo volvíamos a emprender. Y así la vida transcurrió, los años se acumularon, los ojos cerrados para no parar de soñar.

Una tarde de verano te fuiste para no volver jamás, extraño ver tus ojos, tus cabellos ensortijados, castaños, tus pies deliciosos. ¿Recuerdas cómo los besaba?
Extraño tenerte, sin deshacer los nudos, nuestras largas charlas, los planes comunes, los sueños cortados, el niño que nos veía y sonreía.
Tus sesiones de manicura y los cortes de pelo antes de ocultarse el sol, tu loca manía de hacerlo en luna llena cuando los lobos salen a aullar.


¿Donde andarás ahora? ¿Cómo te adornarás el pelo? ¿Qué lugares visitarás? ¿Tomarás vino o cerveza? ¿Bailarás desnuda o le dirás que baile para tí?

Aquellas melodías que juntos escuchábamos, hoy las pongo en el viejo aparato, los discos de acetato negro, giran en sus treinta y tres revoluciones por minúto, se escucha el leve arrastrar del polvo entre los zurcos pero las notas emergen poderosas recordando cómo enlazabas tus manos con las mías.
Aquella ducha en la regadera, cuando cerré los ojos, me apoyé en la pared para sentir el agua y al abrirlos, verte enmedio de mis brazos sonriendo, haciendo travesuras. Tu piel sedosa, el olor que despedías, el cabello mojado, lentamente me arrodillé a tus pies para secarlos, cargarte y así, fresca, rozagante, iniciar la danza del amor juntos en la cama.

Pero todo eso es historia, misma que cuentan los vencedores, aquélla que habla de héroes, de villanos, de batallas ganadas aunque no sean verdad, de reductos obtenidos a punta de suspiros y cabezas de playa invadidas de tu olor. Porque solo eso me queda, recuerdos y añoranzas, mismas que no se irán, es inefable lo vivido que palabras faltan para rememorar.
Y sí, sigo extrañando algo que sé, nunca volverá.

A.R.Barrios
Veracruz, Ver.  10 de febrero de 2020

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