Hay veces que desfallezco, me caigo sin sentido casi derrotado, cansado de las mil batallas sin espada, sin defensa alguna, mis marcas son los fracasos vividos, los muchos amores que ahora son rencor.
Me tiro al suelo, lleno de barro, llorando y clamando por ayuda.
Mis ojos hinchados de tanto mirar y tal vez de no encontrarte más.
Cuando creo que ha llegado el fin, de repente, sin aviso, suavemente...apareces tu.
Delicada, me tomas entre tus manos, como pequeña ave, con esa fuerza que da el amar, elevas tu cuerpo, bates tus alas con fuerza, esa pequeña energía que transmites me levanta, sacudo mi cabeza para ver qué sucede y veo que aleteas sobre mi cabeza. 
¡Oh diminuta mujer!
¡Gracias por tu vuelo!
¡Gracias por tu sueño!
¡Gracias por tanto desearme!!
¡Gracias por lo bien que me enseñas!
¡Gracias porque una vez en la inmensidad del universo, te cruzaste en mi camino!
Y así. ¿Cómo no voy a amarte?
Aunque a veces mi actuar sea incomprensible, perdona soy un desastre hasta para amar.
A. R. Barrios
Veracruz, Ver. Noviembre de 2021
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