Muy buenos días
Subo y bajo pero no como columpio sino como en la montaña rusa.
Esa que va lento en las subidas pero que acelera en las bajadas. Te agarras a la barra de seguridad y los pelos, pocos que quedan, se erizan como puerco espín. El ruido ensordecedor de los rieles se une al crujir de la madera.
¡Si! Esta montaña está hecha de madera. Y vas pensando la hora en que saldrá disparado un pedazo de viga y la montaña rusa (pinches rusos siempre llevan al mundo entre arriba y abajo. Por qué no, montaña gringa o china o Rosthchild?) se destripe totalmente arriesgando la vida por gustó de la adrenalina.
Ahora viene la lluvia y hay noticias insistentes de cuidarse.
¡Mójate! Es solo agua.
¿Para qué tanto miedo insuflado?
Miedo al sargazo. Hasta un mar hay con ese nombre. Ahora es culpa Hasta del gobierno.
La sequía y los incendios. Miedo al fuego.
El maestro dijo...La próxima vez vendré a purificarlos con fuego.
Miedo al golpe de calor. Miedo a la deshidratación.
Miedo al tren maya y al lixiviado del sargazo cuando las estalactitas y estalagmitas de las cavernas así se han formado.
Miedo a los pedos que la gente se tira porque serán competencia desleal contra Pemex al producir metano, etano, propano y butano. Gases básicos. Oh Dios! Mi pensión de Pemex puede bajar porque no tendrá reparto de utilidades!
Gocen la lluvia.
Hagan un barquito de papel.
Chapoteando sobre un charco con tu nieto.
¡Basta!
Ayer la vida me pareció absurda de tantos miedos que tuve miedo de continuar.
Solo los amigos oportunos que aparecen como soles me sacaron de los pensamientos destructivos.
El perrito minusválido que camina con prótesis de llantas. Los migrantes haitianos que se prestan las muletas para pedir limosna por la ciudad.
La vida absurda continúa pergeñando mis aflicciones.
Hoy recupero mi sonrisa, el sarcasmo, la ironía, mi colección de adjetivos para tanta miseria promovida.
Les abrazo aunque ya lo sé, soy un loco de atar.
A. R. Barrios
El Texar Station County. Medellín de Bravo. Ver.
Mayo de 2022
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