miércoles, 25 de octubre de 2017

Roce e ignición

Ella me rozaba la piel y yo me convertía en fuego. 
Me encendía y después de la explosión le entregaba mi corazón. 
Es verdad lo que puedas imaginar, más no te lo diré todo. Juntos llegábamos al infinito, al cielo y al infierno, eramos ángeles descontrolados. 

Así, mi hermano es como me perdí, se fue y vivo extraviado en los caminos de mi ego. 

A. R. Barrios

Veracruz, Ver. 25 de octubre del 2017

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